21 mayo 2009


Al irse apagó la luz, y también apagó mi ilusión. Tan solo lloré, por no entender, por no saber, por no poder cambiar las cosas. Me quedé a oscuras durante un tiempo hasta que entendí que yo NO merecía eso. Encendí yo misma la luz y empecé de nuevo. No lo vi más. Aunque estuviera ahí, frente a mí, pasó a ser invisible para mí. El dolor hizo que lo borrara de mi retina y me hizo temer encontrarlo en otros rostros, volver a estar a oscuras…

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