19 diciembre 2009

Cuando sabes la verdad podes elegir qué hacer con ella, podes negarla o podes aceptarla. Buscamos desesperadamente la verdad, esa misma verdad que nos da miedo escuchar. Si negas la verdad va a ser tu responsabilidad cuando te explote en las manos. La verdad libera porque uno es dueño de hacer con ella lo que quiera, incluso negarla. Es como un juego de mesa, si uno no pone un tiempo de juego es aburrido, por eso la vida es divertida, porque no dura para siempre. Podes vivir negándolo, pero lo único que vas a ganar es desperdiciar tu tiempo, tu vida. La salida al peligro está en el peligro mismo. La verdad nos interpela, nos pregunta, nos arrincona, y muchas veces no hay respuesta. La verdad a veces no da certezas, sino algo mucho más peligroso, dudas. La verdad asusta. La verdad despierta, seduce y paraliza. La verdad desnuda, incomoda. La verdad libera y confunde.
Pero la verdad también nos da la fuerza para afrontarla con alegría.

"Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."
(Jn 8,32)

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