11 mayo 2010


Cuando preguntas por qué y no tenes respuestas, no hay paz, te sentís caer la vacío, no hay pregunta que duela más que '¿por qué?'. Y necesitas saber eso que nos inquieta, nos perturba, nos genera ansiedad. No entender nos enmudece. Habrá que aceptar lo que no tiene explicación, eso que ocurre sin que sepamos por qué. Ese absurdo que amarga nuestra existencia, eso que nos deja en soledad preguntándonos una y otra vez por qué, por qué. Ese por qué que necesita un respuesta urgente, esos por qué que desesperan. Cuando lo absurdo es tan absurdo ya nada importa. Quizás se trate de entender que en la vida hay cosas que no tiene explicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario